martes, 2 de mayo de 2017

Paco Ureña apela a la heroica. Las Ventas, 2 de mayo de 2017

Cuando el pot pourri ganadero había condicionado la tarde, Paco Ureña dejó diáfana su decisión de triunfar por lo civil o por lo criminal. El sexto toro (ahora lo llaman feamente cierraplaza), de Victoriano del Río, había sido cambiante: huidizo en el saludo, entregado en el peto y con acometividad en palos. En el quite de Urdiales, tuvo franqueza por el pitón izquierdo y quizás ello determinó al murciano a iniciar la faena de muleta con el cartucho de pescao, para lucirse en dos tandas al natural, con pureza y gusto, bajando el pistón con la muleta en la diestra. El toro, nada claro y con genio en sus arreones, se fue complicando y desbordando a Ureña, que pareció transformarse. Olvidándose de lo que dictaba la razón, es decir, someter al toro, le ofreció el pecho y le consintió por ambos pitones ya en las rayas del 7. En la pelea del tú o yo se negó incluso a perder la muleta y se la jugó por arrebatársela al toro de sus pitones. A cojones dicen que gana siempre el toro. Hoy ha perdido. El de Lorca se volcó para cazar una estocada en el rincón, que tardó en hacer efecto, demorando en exceso el uso del verduguillo. La emoción había llegado a los tendidos y la petición de trofeo fue incontestable.

Ureña con el cartucho en el sexto

El caso es que la tarde rompía con esperanzas. El quite de Ureña al primero, con el capote a la espalda y los pies atornillados a la arena, tuvo la réplica de unos buenos lances a la verónica de Diego Urdiales. Pero el toro de Salvador Domecq, que ya salió con las manitas por delante, llegó muy parado a la muleta, dejándose, pero sin acometer ni desplazarse. La estocada fue buena.

El otro toro  de Salvador Domecq debió ir caminito a corrales. Se simuló la suerte de varas y claudicó permanentemente. El usía lo mantuvo en el ruedo y el personal medio tragó.

Los dos de José Vázquez fueron abantos de salida. El tercero cabeceó en el peto y salió de naja. Urdiales, a base de sobarlo, consiguió algunas tandas con gusto clásico por ambos pitones, destacando un par de trincheras, pero no supo rematar con el acero. Curioso que el toro había recorrido varias veces el ruedo en los dos primeros tercios y la faena de muleta fue toda en una parcelita. Tan huidizo fue el cuarto, que entró siete veces a los caballos y en seis se escupió. Víctor Hugo Pirri fue el encargado de la misión imposible de fijarlo, y no lo hizo nada mal. Llegó calamocheante a la muleta, incluso embistiendo con el pitón contrario, pero Ureña le aplicó una eficaz receta de temple y suavidad, corrigió el defecto y derramó por el ruedo su  concepto de toreo clásico, vertical, puro, a pesar de que al de Vázquez le costaba humillar y se desentendía al final de los pases. La media tendida no fue suficiente.

El quinto, de Victoriano del Río, llamativamente veleto y abierto de cornamenta, se vino al caballo de puerta, entrando y saliendo tres veces. Fue horriblemente banderilleado por Acevedo y Tirado y, rajado, no permitió el lucimiento de Urdiales.

Urdiales y Ureña han vuelto a demostrar que otro toreo no sólo es posible, sino que es absolutamente necesario para mantener la esperanza del aficionado. Un toreo sin retorcimientos, sin perfiles, sin postureos, sin esconder la pierna, sin la muleta oblicua, sin llevar al toro por las afueras y hacia allá y más allá. Han reivindicado la pureza, la naturalidad, el gusto, la verdad. Lástima que la empresa se haya inventado un gazpacho de ganaderías impropio de este cartel de matadores de toros.

Cuadro de puntuación de la corrida de Salvador Domecq (2),
 José Vázquez (2) y Victoriano del Río (2)


LA  TARDE  TRAS  EL  VISOR

Los protagonistas de la tarde se desean suerte

Menos de media entrada en tarde apacible

Reparto de programas en el palco de la Comunidad

Segunda entrada del primero de Salvador Domecq

Remate del quite de Paco Ureña con el capote a la espalda

Rèplica de Diego Urdiales por chicuelinas

Verñonica de saludo de Ureña al segundo...

...un auténtico inválido de Salvador Domecq

Adorno de Urdiales con el tercero, de José Vázquez

El riojano se dispone a pasar el fielato

Iturralde acosando al cuarto de José Vázquez

Natural de Ureña al cuarto

El quinto, de Victoriano del Río, se picó en toriles

Santiago Acevedo y Juan Carlos Tirado no quisieron saber nada

Natural de Urdiales

El sexto metió los riñones en varas

El murciano porfió por no perder la muleta

Estocada rinconera

Terminaba la corrida y comenzaba el partido

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Me corto la coleta

Puede parecer pretencioso servirme de esta frase, reservada para los que del enfrentamiento con el toro han hecho su oficio, pero permítase...